Y Dios, se sentó sobre el aire viendo pasar los desiertos y sintió sobre Él la estéril tierra desgarrarse, ya
nada importa en este mundo de miseria, y yo solo puedo ofrecer mis lagrimas para regar esas raíces sedientas
,que devoran su vientre, demasiada sed, para tan pocas lagrimas, no puede enraizar ni un solo pensamiento regenerador que
nos devuelva la dignidad entre tanta maleza podrida
Como bandadas de
aves migratorias cruzan los desiertos de la sinrazón los hijos de la nada,
dejando sus ajado cuerpos convertidos por un día en titulares
impresos
Y yo pienso en esos caminos enfangados, en el
frio, en el miedo, el hambre donde los minutos deben de ser eternos y solo
tengo mis palabras para gritar en este desierto que nos hemos convertido y
donde aquel Dios que me pintaron se ha quedado dormido y no se entera de que
aquellos que Él llamo sus hijos se están matando y que miles de Judas juegan a ser dioses.
Pero claro está, esto son solo cosas... de la abuela Carmen que ve como nuestro mundo es solo un castillo de naipe que cae por los intereses de unos cuantos.
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