Escuchar es una de las cosas que más me gusta, mi
taller, se convierte en un aula de vida, pues las horas de convivencia, hacen
que cada uno expresen sus opiniones, de manera libre y coloquial.
Hoy se hablo de
las apariciones de fallecidos, de sueños premonitorios, las visiones que los santos tenían, y no sé
porque, siempre que se saca la religión, se acaba hablando de las
supersticiones, y claro está, si sobre
el polvo cae agua, se convierte en lodo
y allí estaban, superstición,
religión y miedo, todo mezclado, miedo a no ser nada después de la
muerte, maldita vanidad humana, creadora
de eso llamado religión.
Un temor
ancestral a lo desconocido sigue
dominando en el siglo XXI aun un gran
número de personas y en el “por si
acaso” intentan curarse en salud, sin separar la religión de la superstición y
lo mismo le ponen velas a un santo, que llevan y un trébol de cuatro
hojas, junto a la medalla del santo de su devoción colgadas al cuello.
Yo , si sé, qué me voy a morir cuando me toque y que solo quedara de mí ,el malo o el buen recuerdo
que deje entre los míos y que mientras ellos vivan, seguiré en sus recuerdos y eso será mi cielo y mi gloria, porque el infierno
ya lo habré probado más de una vez mientras viva.
Pero claro, esto
solo son reflexiones de la abuela Carmen
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