sábado, 26 de octubre de 2013

El Valle de la duda

El Valle de la duda

Una espesa niebla sentía que cubría el valle de su existencia, parecía un desierto fantasmagórico donde apenas se divisaba un pequeño atisbo de vida, el beso largo y triste de la muerte parecía vivir allí, una congoja vacía se abraza a sus entrañas, olvidó el conjuro de las lágrimas en aquel territorio de harapos.
Hubiese querido desintegrarse, pero no pudo, estaba cautivo de aquel fantasma negro con pies de hielo, que le dejaba pegado a la orilla de aquel lago, donde emanaban las hipocresías, sintió sobre él, el peso de mil generaciones y miles de aristas cercenaban sus carnes, que iban dejando su piel esparcida por esas veredas inhóspitas que solo llevaban a las fauces de un mundo sin sentimientos. Sin atender a la razón, se veía dudando, entre seguir caminando entre las sombras de la realidad o de su conciencia. Cerró los ojos, para poder sentir como los sueños aun le arañaban…



La Tormenta


La Tormenta
Cae la lluvia sobre la ciudad redoblando en los cristales, un chaparrón raya el aire del atardecer y los rayos cruzan el cielo dejando ver su enorme fuerza. Un antiguo lo hubiese confundido con un dios vengativo y altanero que hace oír su voz de trueno.
Parece que la tierra hubiese perdido su gravidez y los mares se vaciarán sobre las calles estremecidas por su violencia.
El viento entre las nubes pone su acento dando un respiro a las diosas de las tormentas que hacen sonar sus flautas, miles de gotas formaran una sinfonía liquida y cristalina marcada por los agudos redobles del trueno. El viento se desboca y recorre por la calle como un corcel entre la tormenta, cabalga por las nubes queriendo arrancar la negra túnica al cielo para dejar paso al sol, que orgulloso sonríe dejando mostrar en el arcoíris la más amplia de sus sonrisas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Furtivo en la noche

                                                     Furtivo en la noche 
Deambulaba por las calles, su rumbo era solo marcado por esa sensación de soledad que desde hacia tiempo lo invadía, la noche era la cómplice de sus silencios, nadie se cruzaba en su camino en aquellas  altas horas de la madrugada, así podía aislarse en la oscuridad, como un furtivo, miraba las viviendas preñadas de secretos; las lánguidas farolas de los viejos callejones lo asaltaban y latía en sus sienes…
Desde hacia tiempo, veía pasar los días como caballos desbocados entre la envidia y los temores, oía las dentelladas del tiempo, los bostezo asustados, el furioso ladrar del infinito que solo se acallaban en su deambular nocturno.

Aquella noche desde la oscuridad miró la luz mortecina de aquella ventana, dos figuras al contraluz se abrazaban dibujando su amor  a través de los cristales, mudo y asombrado se derrumbó, comprendiendo que su vagar era solo una búsqueda… La necesidad del amor.

sábado, 5 de octubre de 2013

Gritos vacios


Miro los hombres gritar
tan feroces y violentos,
ladridos llevan los vientos
en su agresivo cantar

Gritan al son que les tocan,
anulando la razón,
corrompen el corazón,
y vanas luchas provocan.

Que importara quien reviente,
nadie tiene miramientos,
no existen los sentimientos,
siempre el ego está presente.

Gritar sin humanidad
dentro de la multitud,
es la triste esclavitud,
de esta nueva sociedad.

Es un mundo de perversos,
no gritan por dignidad,
gritan por la vanidad,
dejando sueños inmersos.

Dentro de tanto ladrido
yo, con rabia aprietos dientes.
¿Por qué no gritan las gentes,
al ver el mundo podrido?.