Las Cosas De La Abuela Carmen
Este blog me lo ha creado mi nieta, de ahí su titulo, aquí encontraras mis poemas y relatos y algunas de mis pinturas también encontraras mis recetas de cocina y algunos trucos. Esto para mi es una ventana abierta al mundo y a través de ella quiero compartir mis vivencias y mis pensamientos unas veces convertidos en poemas y otras relatos Si entras en él y te gusta deja tus comentarios CARMEN
jueves, 2 de diciembre de 2021
lunes, 23 de septiembre de 2019
EL CREPÚSCULO DEL MUNDO
EL CREPÚSCULO DEL
MUNDO
No hay lágrimas
que apaguen la tristeza
de este mundo que
roba la inocencia .
No es un error,
ni falta de indulgencia
es la feroz maldad y su vileza
Es del hombre por
el hombre, el crepúsculo
es la
intolerancia y la sin razón,
es un humanidad
sin corazón ,
dando vueltas en
el mismo circulo.
¿Quién puede contener los desmanes
y parar esas luchas fratricidas?
¿Quién se impone
a hordas enriquecidas
que se tragan
voraces nuestros panes?
He aquí, palabras
de pobres poetas
desterrados y
olvidados de un mundo
que se olvida del
amor más profundo
y te hacen de
unos versos mil planetas
Son sus soles ,
estrellas y luceros
sonrisas de
arcoíris y esperanzas.
que aquí dejan
escritas sus andanzas
soñando paz en
mundos venideros.
Carmen Pacheco
sábado, 21 de septiembre de 2019
Camino de la Vejez
Camino de la Vejez
Pronto se van hacer 70 años empecé andar el camino de la vida, he andado la mayor parte de este camino sin preguntarme cual era ese final, hoy, que ya lo diviso en el horizonte ,me parece extraño, las huellas del tiempo se dejan notar poco a poco en mi cuerpo, pero yo solo lo noto que mis ojos son los que mira con otros matices , y miro el camino recorrido y el que me queda por recorrer con la serenidad que me dan los años.
Hoy camino con pasos valientes y ebrios de vida, porque he aprendido que la vejez es un estado mental, soy consciente qué no tengo las mismas fuerzas y la misma agilidad, el desgaste físico, no está exento de luces y de sombras, pero... ¿Qué importa? Llegó al último acto y el telón cae y es necesario sonreír a la vida y vivir el momento, ese acto final debe ser apoteósico, no podemos dejar que la obra se malogre solo por dejarnos cae en un letargo , quizás no podamos danzar con los pasos ágiles de antaño, pero podemos utilizar todos los recursos que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida y sustituir la fuerza por la experiencia y mostrar que la vejez no es esa que nos quieren hacer ver aquellos que no la entienden y que le tienen miedo
Del ayer más remoto, pasamos al tic tac de los segundos y solo debemos centrarnos en esos segundos y escuchar sus ecos, cómo se escucha las más bella de las melodías, dejando que llegue a nuestros corazones y sentir que sus latidos se amortiguan y un viento de libertad se apodera de nosotros de ahora en adelante, y sin cambiar nuestros pasos seguiremos en la senda sin mirar atrás , por que mirar atrás es contemplar el paso del tiempo .
Hablamos de un futuro extraño y dócil, que con humana desazón, vemos que nos va despojando de los sentidos pero... ¿Donde estaríamos si no llegamos a la meta final? ¿Porque no ver esa belleza en la vejez? En vez de mirarla cómo el final del camino, debemos de verla cómo la meta alcanzada, y disfrutar del trofeo conseguido.
Nacemos para eso y el camino entre la salida y la meta es solo un paréntesis lleno de buenos y malos momentos, que debemos de desterrar o saborear, sin más beneficio que saber cómo dar los pasos dentro del camino de la vida.
Carmen Pacheco
Pronto se van hacer 70 años empecé andar el camino de la vida, he andado la mayor parte de este camino sin preguntarme cual era ese final, hoy, que ya lo diviso en el horizonte ,me parece extraño, las huellas del tiempo se dejan notar poco a poco en mi cuerpo, pero yo solo lo noto que mis ojos son los que mira con otros matices , y miro el camino recorrido y el que me queda por recorrer con la serenidad que me dan los años.
Hoy camino con pasos valientes y ebrios de vida, porque he aprendido que la vejez es un estado mental, soy consciente qué no tengo las mismas fuerzas y la misma agilidad, el desgaste físico, no está exento de luces y de sombras, pero... ¿Qué importa? Llegó al último acto y el telón cae y es necesario sonreír a la vida y vivir el momento, ese acto final debe ser apoteósico, no podemos dejar que la obra se malogre solo por dejarnos cae en un letargo , quizás no podamos danzar con los pasos ágiles de antaño, pero podemos utilizar todos los recursos que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida y sustituir la fuerza por la experiencia y mostrar que la vejez no es esa que nos quieren hacer ver aquellos que no la entienden y que le tienen miedo
Del ayer más remoto, pasamos al tic tac de los segundos y solo debemos centrarnos en esos segundos y escuchar sus ecos, cómo se escucha las más bella de las melodías, dejando que llegue a nuestros corazones y sentir que sus latidos se amortiguan y un viento de libertad se apodera de nosotros de ahora en adelante, y sin cambiar nuestros pasos seguiremos en la senda sin mirar atrás , por que mirar atrás es contemplar el paso del tiempo .
Hablamos de un futuro extraño y dócil, que con humana desazón, vemos que nos va despojando de los sentidos pero... ¿Donde estaríamos si no llegamos a la meta final? ¿Porque no ver esa belleza en la vejez? En vez de mirarla cómo el final del camino, debemos de verla cómo la meta alcanzada, y disfrutar del trofeo conseguido.
Nacemos para eso y el camino entre la salida y la meta es solo un paréntesis lleno de buenos y malos momentos, que debemos de desterrar o saborear, sin más beneficio que saber cómo dar los pasos dentro del camino de la vida.
Carmen Pacheco
domingo, 19 de febrero de 2017
Mi Camino a la Carrasquilla
Siempre han
quedado en mis recuerdos las veces que hice el camino a la Carrasquilla, ya
entonces, mi imaginación era un arma para evadir la realidad que por aquella época
nos tocó vivir, a unos peor que a otros ,nuestra familia era una piña en lo
bueno y en lo malo y eso ayudaba mucho ,así, que con el pasar del tiempo solo
prevalecen los mejores recuerdos.
Habían dado las
doces en el reloj de la iglesia, y como un reloj mi tía funcionaba en la
cocina.
-Venga ya está la comida en el canasto, ¿Quien
va a llevar hoy la comida? ,
No sé qué pasaba,
pero pocos voluntarios habían para ese menester, así que como casi siempre me
tocó a mí. El canasto de mimbre primorosamente tejido por las manos de mi tío Juan
, contenía una ollita de porcelana rojiza llena de puchero con su “pringra”,
medio pan y una botellita de vino, cubierto todo por una servilleta de vichy de
cuadros azules y blancos que mi abuela había rematado con una puntilla a
ganchillo en blanco , allí llevaba la
comida para mi tío y para mí .
El camino no era
largo, pero en pleno verano y a las doces del medio día parecía un poco más
largo de lo que era y la cesta se iba haciendo más pesada.
No quería
demostrar que aquello a mí me gustaba y disfrutaba del camino, a demás ,que el
llevar la comida, me libraba de quitar y poner la mesa y del fregado del medio
día, cosa que no me gustaba. Mi tía me daba el sombrero y la cesta, recomendándome que saliera por la
puerta del corral y así ahorrarme un pequeño trecho, y sin que no me olvidara
de que no tenía que hablar con nadie ,ni pararme tampoco, “que no se sabe nunca
lo que puede pasar” esas eran sus palabras sin más explicación .
Pasado el
Chorrillo dejando atrás la Huerta de Conejo ,el camino se hacía cada vez más
polvoriento y seco y aquello alertaba mis sentidos pues ahí era cuando yo
empezaba a disfrutar, todos los niños y niñas que yo conocía tenían miedo de
las bichas y de los lagartos, yo, en cambio, buscaba con la mirada a ver si
tenía la suerte de que una culebra se
cruzara en mi camino , cosa no rara en
esas hora del día, pero que no pasaba con la frecuencia que a mí me gustaba, el
corazón se me aceleraba y intentaba estar quieta para que pasara lo más cerca de
mí , si mis recuerdos no me traicionan o
la imaginación no me hacía ver más allá
de la realidad algunas de las que vi , eran
casi tan largas como el ancho del camino , otras veces veía grandes lagartos
tomando el sol sobre las piedras y preciosas lagartijas de un color verdoso
brillante corretear entre las hierbas, asustadas por mis pisadas , mariposas de
colores anaranjados, otras negras o las
blancas, alegraban la vista por su belleza . Los cagajones de las bestias
también estaban en mi punto de mira, pues me parecían muy graciosos los
escarabajos peloteros haciendo sus bolas, todo el camino era un mundo que se
iba descubriendo a mis pasos ,¡Vamos! los documentales de la 2, en vivo y en directo
.
El desvió de la
trocha para la carrasquilla no era menos agradable, pronto las higueras
empezaban y sus sombras se agradecía, la voz de mi tío esperándome mientras
sacaba un cubo de agua fresca del pozo, y yo sabía que él y yo ,seríamos los
primeros en probar los primeros tomates, los melones o sandias del año, esa era
la recompensa de llevarle la comida, no poca para aquellos tiempos.
Sentados a la
sombra comíamos y después de descansar y con mi cesto ya vacio volvía a pueblo
otra vez disfrutando de la naturaleza, al llegar al pueblo un buen sorbo de
agua del chorrillo para coger fuerzas y subir por la Cuesta del Vicario y
saboreando el momento de decir que ya había probado, el primer melón ,o la
primera la sandia, así me vengaba de los que no querían ir a la carrasquilla a llevar la comida. ( lo del fregado no lo dije nunca ,no fuera
que se me acabara el chollo )
Carmen Pacheco
lunes, 23 de enero de 2017
ENTRE DIOSES
ENTRE DIOSES
En las puertas del
Olimpo aquel día
estaba Baco tan
borracho y tedio
que dudaba en si
lloraba o si reía
porqué su mal no tenía
ya remedio.
Neptuno que entre las
aguas él vivía
le dijo, has de cumplir
tu magisterio
mejor vino, que el agua
de la ría
si llegas ahogado al
cementerio
Atenas que alardea de
sapiencia
dice a Baco, la vid
como la higuera
debe tener dos cosecha
cada año
Y tú Neptuno, tira de
tu influencia,
no seas
aguafiestas pejiguera
que mariscada y vino no
hacen daño.
Carmen Pacheco Sánchez
Qué sé yo, de nada.
Qué sé yo, de
nada.
No me preguntes,
que yo no sé nada…
Que la vida, fue
cayendo en mis manos
como gotas de lluvia, en un día de otoño
y solo deje que
me empapara.
Solamente eso…
No me preguntes,
porque no tengo respuestas,
bastante tengo yo con intentar
entender mis negaciones.
Yo solo sé que siempre hay erratas
y que es muy
difícil escribir con el trazo recto
Así que no me
preguntes
porque yo cargo ,
con el peso de la ignorancia.
jueves, 12 de enero de 2017
UN CUADERNO EN BLANCO
UN CUADERNO EN BLANCO
¿Qué
esperan tus virginales páginas?
¿Acaso
aguardas unos firmes trazos
que
florezcan en tu desértico blancor?
Ahora
que estás listo para acoger
cada
letra, cada palabra, cada línea,
cada
verso … Yo te pregunto .
¿Serás
capaz de llenar tus ausencias
con mi
alma de poeta?
¿Zurcirás
una cascada de monosílabos,
entre
el tiempo y el espacio?
¿Esculpirás
en negro sobre blanco
los
sueños que tatúan mi piel?
Ellos
quieren posarse en tus hojas,
como
frágiles y suaves mariposas.
Y yo, imagino mis manos
hambrientas
y cómplices
de esa
pluma.
dejando
mi verdad expuesta
con una
gramática libre, sin ataduras,
con
nostalgias de azules metáforas,
y
arañando los coloridos verbos.
Si,
escribiré mis poemas,
con mis
manos desnudas,
y en tus
desnudas paginas,
y con
nanas de vocablos
te
acunaré entre mis brazo
con los
ecos acompasado del viento
para
llenarte de mí.
Carmen Pacheco Sánchez
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