Se vistió, de hermosas
y sutiles palabras, y se fue…
Acariciando todos los sentidos.
Jugó, entre sabanas bordadas
rozando la piel, de aquellos
que pudo seducir.
Desplegó sus encantos,
coqueteando
con sus amantes
entre sus labios, probó
y gozó las mieles del amor.
Nada detuvo su frenética pasión,
la bebió sorbo a sorbo, lentamente,
y fue, la diosa, entre las diosas.
Regaló su virtud, a quien quiso
amarla,
vistiéndose de novia, de amante y de puta.
Mientras hombres y mujeres
la adoraban y caían rendidos
entre sus pérfidas redes.
A veces, domino el destino
de los que la abrazaban y gozaban
de ella.
Otras veces,
con ingeniosas metáforas,
los sedujo, sin importarle
que
serian esclavos de sus dulces
y perversos encantos.
Desnudó sus onduladas curvas
letra a letra, vocablo a vocablo,
y fue dejándose ver,
entre cándidas e insinuantes
silabas.
Utilizando la música
en una danza
sensual, embrujo,
con el mágico elixir de los verbos,
llenando de placer todos los sentidos,
de
aquellos que escuchaban sus
ritmos.
Sus bellos y seductores encantos,
los dejó prendidos
en el mundo imaginario
de las páginas de un libro,
y en la voz rota o melodiosa de un poeta.
Y solo, por el placer, de ser,
una hermosa y simple poesía.
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