Natalia tenía
solo cinco meses cuando empecé a cuidarla, no quería que fuera a la guardería tan
pequeña y me hacía ilusión cuidar de mi nieta, mi casa se lleno de pañales ,
biberones y de “su mamí” una camiseta de mi hija , con la que yo la calmaba cuando se ponía inquieta
, pues guardaba el olor de su madre y eso hacía que ella siempre quería “su mamí”
( la camiseta) junto a ella .Pasó el tiempo y Natalia empezó a ir a la guardería pero su olor
lleno cada rincón de mi casa, era el olor dulce y suave de un bebé. Con su
abuelo,que era él que la recogía todo los días de la guardería le unia un lazo muy especial.
Había pasado tres años, cuando mi marido sufrió
una intervención quirúrgica, y una hemorragia interna le provoco un coma y estuvo cuatro días que no sabíamos
si saldría de aquello, la desesperación nos embargaba a toda la familia y los
medico decían que ellos solo podían hacer un 20% el resto lo tenía que poner él . Intentábamos
hablarle, con la esperanza de que una palabra o algo tuvieran la fuerza para
que él se aferrara a la vida.
Como todos los
esfuerzos para despertarlo se hacían inútiles, mi hija recordó que mi
marido siempre hablaba del olor de nuestra nieta Natalia y de cómo le gustaba,
así que cogió el pijama que había tenido
puesto Natalia toda la noche, lo guardo en una bolsa de plástico bien cerrada y
lo abrió junto a su cama, en la UCI del hospital y se lo puso en la mano, luego,
le acerco la mano a la nariz y así se lo mantuvo un rato, en ese momento su
reacción fue de agitar el pijamita de la niña, de manera muy nerviosa junto a su
cara. La doctora y las enfermeras acudieron rápidamente, casi no daban crédito a lo que veían. Aun
inconsciente, nos despedimos de él hasta la próxima hora de visita, cinco horas
más tarde, y cual sería nuestra sorpresa
al entrar en la sala de la UCI verlo sentado en el sillón, muy débil ,
pero sonriendo al vernos y con el pijama
de nuestra nieta en sus manos, que no soltó mientras estuvo en el hospital, cinco días después volvía a casa para
recuperarse del todo . El olor de mi nieta salvo a su abuelo, desde entonces
digo que aquel fue el olor del amor.
No sé, si esto
son cosas que pasan en la vida, o son, solo cosas… de la vida, de la abuela
Carmen
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