Crepitaban las lenguas de fuego
entre el luto de la noche.
En una ópera de acordes
que va sacudiendo al diabólico mito.
Atrapado, en su danza agónica
y serpenteando en la oscuridad
sus vivaces y efímeras formas
cargan el aire de partículas errantes.
Mitad, espejismo de cumbre,
mitad, alucinación de cascada.
Cronología de un fuego
que se va extinguiendo
ametrallando con sus flashes
la resignación a la nada.
Carmen Pacheco Sánchez
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