En la abrupta sierra y su paisaje
tus piedras grisáceas se resisten.
Quedas varada en tiempo, sin peaje
las zarzas y los cardo te revisten
El vuelo de pájaro fue el testigo
que perdiste el abrigo de tus tejas.
y tu orgullo no quiso ser mendigo
y la lluvia jamás oyó tus quejas
Abrazada por la verde mortaja
el miedo del olvido ya perdiste.
El paso del tiempo te hizo alhaja
y el esplendor de antaño retuviste.
Tus ruinas son mil lenguas silenciosas,
de noches sombrías y solitarias.
Tus paredes se elevan como diosas
y el viento te acaricia con plegarias.
¡Qué hermoso poema a esa Cartuja!
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