El viento, enmascarado en la noche
sopla en las altas y negras montañas
Pétalos de cristales van surgiendo
que cubren con filigranas sus entrañas.
La gélida noche se vuelve frágil
por un manto de hielo y de escarcha
cubriendo de diamantes de agua pura
a las heladas hojas, la vuelve plata.
Arácnidos reflejo en las encinas
el invierno con sus manos marca.
La sierra por el invierno seducida
queda mecida por el viento y calla.
Al amanecer un fino velo de niebla
la cubre de indiscretas miradas
Cuando el sol, con sus rayos matutinos
rasga la virginal pureza escarchada.
Licuando el ocre rojizo de las hojas
pardas alfombras tejen las ramas.
El viento desnudas los castaños
y el frió invierno, a la sierra abraza.
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