Llevaba días de
mala leche, todo parecía molestarle, el insomnio martirizaba sus noches y
parecía que el reloj no avanzaba, se levanto y se miro al espejo, sus ojos
parecían lo de un pez muerto, abiertos y sin vida, se tomaría una taza de leche
y prepararía los desayunos de los demás
Un sorbo de
leche y se quedo parada, estática, no sabía cuánto tiempo estuvo así, hasta que
reacciono al sentir que la leche mojaba sus piernas.
Se metió en el baño,
una ducha ligera, se puso un pantalón cómodo, una camiseta, metió varias
prendas en una maleta y espero en la cocina.
-Esta mi desayuno mamá, dijo su hija de veinte
años, llego tarde a la universidad.
- Mamá, tengo
partido ¿Y mi camiseta? -dijo su hijo
-Cariño, ¿Has
visto las llaves del coche? Gritó el marido desde lejos
Sonrió dijo –Adiós,
me voy de viaje, cogió la maleta y atravesó la puerta.
-Papa, dijo la
hija, mamá se ha ido,
-Vale, cuando venga dile que hoy vendré tarde
y que mañana me voy de viaje, que me haga la maleta
-Papa, mamá lleva una maleta y dice que se va
de viaje
– ¡COMO! Trae el teléfono que la llame, una
musiquilla sonó en la mesa de la entrada, había dejado el teléfono y una nota decía:
Sé que volveré,
pero no sé cuando, no quiero ser el ama de la casa, quiero ser la dueña de mi vida.
Besos mamá
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