miércoles, 11 de enero de 2017

Ama de casa, una propiedad agobiante




Llevaba días de mala leche, todo parecía molestarle, el insomnio martirizaba sus noches y parecía que el reloj no avanzaba, se levanto y se miro al espejo, sus ojos parecían lo de un pez muerto, abiertos y sin vida, se tomaría una taza de leche y prepararía los desayunos de los demás

Un sorbo de leche y se quedo parada, estática, no sabía cuánto tiempo estuvo así, hasta que reacciono al sentir que la leche mojaba sus piernas.

Se metió en el baño, una ducha ligera, se puso un pantalón cómodo, una camiseta, metió varias prendas en una maleta y espero en la cocina.

 -Esta mi desayuno mamá, dijo su hija de veinte años, llego tarde a la universidad.

- Mamá, tengo partido ¿Y mi camiseta? -dijo su hijo

-Cariño, ¿Has visto las llaves del coche? Gritó el marido desde lejos

Sonrió dijo –Adiós, me voy de viaje, cogió la maleta y atravesó la puerta.

-Papa, dijo la hija, mamá se ha ido,

 -Vale, cuando venga dile que hoy vendré tarde y que mañana me voy de viaje, que me haga la maleta

 -Papa, mamá lleva una maleta y dice que se va de viaje

 – ¡COMO! Trae el teléfono que la llame, una musiquilla sonó en la mesa de la entrada, había dejado el teléfono y una nota decía:

Sé que volveré, pero no sé cuando, no quiero ser el ama de la casa, quiero ser la dueña de mi vida. Besos mamá

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