domingo, 6 de septiembre de 2015

Cuando arden los álamos (Microrelato)





Casi nunca se asomaba al ventanal, sabía, que los álamos no dejaban ver  el paisaje, para qué asomarse si solo las frondosas ramas  de los álamos eran todo lo que podía ver, no le hacía falta contemplar otro horizonte, su vida estaba en su jardín, en su ventana, detrás de sus cristales.

Allí había forjado su mundo, el mundo que a ella le había tocado vivir, lo adorno con ilusiones y sonrisas, sus ilusiones daban luz a toda su vida, no importaba las estrecheces, ni  los sacrificios, ni las noches en velas ,lo hacía por amor, y eso, y que  llegaría el día que sería su hora ,que podría viajar ,soñar , no tener responsabilidades , y que atravesaría el bosque de los álamos y su mundo imaginado estaría esperándola y sus sueños se cumplirían, no importaba la espera .

El chisporrotear del fuego, sonaba como una metralleta en sus oídos, de pronto se sintió como el poeta que entona  sus versos para oídos extraños, las llamas consumía hasta la última rama de aquel bosque de álamos y se sintió frágil entre las zarpas de la realidad, detrás del calcinado bosque solo había una tierra quemada y estéril , cenizas humeantes que la asfixiaba y vio que ya nada podía hacer, porque su tiempo lo había consumido.

Tenía que tomar una decisión  o caminar por las cenizas hacia no se sabe dónde ,o volver a su ventanal y mirar  el desolado paisaje…

Carmen Pacheco Sánchez

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