EL LINCE
Perdido en un sueño
Mi abuelo , cuando me llevaba con él en sus excursiones
por la sierra, solía decirme: “A veces
giramos tanto, que se nos olvida que solo somos un soplo de viento en medio de
una gran tempestad “ ahora sentado allí ,comprendía sus palabras, en lo alto de aquel risco, en medio de la naturaleza ,contemplaba aquel mar de matorrales que se abría ante mi vista,
sobresalían entre ellos las copas de las
viejas encinas y las de los toscos alcornoques,
que con su caligrafía mediterránea iba describiendo la naturaleza en toda su
plenitud.
Cuando extasiado contemplaba aquel hermoso paisaje, entre
unos matorrales vi el motivo que me había llevado hasta allí , hacia un tiempo
que se oía decir que ejemplares del Lince Ibérico se veía por aquella
zona, observe su pelaje pardo grisáceo, con flancos moteados
en negro, felinos ojos, nariz bien
dibujada y enmarcando sus perfectos rasgó unas largas patillas adornaban su cabeza que rematada por tiesas orejas con
hermosos pinceles componían la madura y majestuosa figura, de aquel hermoso ejemplar de Lince Ibérico. “El Rey de
la Sierra” paseaba toda su belleza delante de mí, contuve la respiración, mi corazón latía con fuerza y no era por la empinada
cuesta, ni por el camino abrupto que
acababa de subir, mi corazón latía impaciente , esperándole, el aire soplaba a mi favor y pude observar sus anchas
patas y como se deslizaban entre los
matorrales, parecía flotar, pues ni una sola ramita de la
seca hojarasca se quebraba con sus
pisadas.
Esperé quieto, casi no respiraba obsesionado en que nada delatara
mi presencia, mi sueño se estaba
cumpliendo, volver otra vez a ver un Lince, en su espacio natural , otro paso más y lo tendría tan cerca que lo podría tocar con la mano, estiré el brazo y de pronto algo rompió el hechizo,
un chasquido y un seco golpe arruino mi
más hermoso sueño, el libro que
estaba leyendo cayó al suelo y el golpe
me despertó, eran las dos de la madrugada, me había quedado dormido en el sofá
mientras leía el libro de Antonio
Sabater El Lince Ibérico
Quiero pensar que este sueño pueda ser una realidad ,que
nada impida a hermosos ejemplares
campear por nuestra Sierra y no solo
sean una especie protegida en pequeños reductos para estudios de naturalistas y
que su bella estampa sea algo más que
fotos llenas de nostalgias en las páginas de un libro.
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