miércoles, 16 de octubre de 2013

Furtivo en la noche

                                                     Furtivo en la noche 
Deambulaba por las calles, su rumbo era solo marcado por esa sensación de soledad que desde hacia tiempo lo invadía, la noche era la cómplice de sus silencios, nadie se cruzaba en su camino en aquellas  altas horas de la madrugada, así podía aislarse en la oscuridad, como un furtivo, miraba las viviendas preñadas de secretos; las lánguidas farolas de los viejos callejones lo asaltaban y latía en sus sienes…
Desde hacia tiempo, veía pasar los días como caballos desbocados entre la envidia y los temores, oía las dentelladas del tiempo, los bostezo asustados, el furioso ladrar del infinito que solo se acallaban en su deambular nocturno.

Aquella noche desde la oscuridad miró la luz mortecina de aquella ventana, dos figuras al contraluz se abrazaban dibujando su amor  a través de los cristales, mudo y asombrado se derrumbó, comprendiendo que su vagar era solo una búsqueda… La necesidad del amor.

2 comentarios:

  1. Abuela Carmen; a mí me pasa lo contrario. En la oscuridad de esos cinco minutos que hay entre la vigilia y el sueño, es cuando menos silencio encuentro: repaso la jornada, la semana que se fue y el resto de mi vida, y si, en esos cinco minutos encuentro el amor por lo que he vivido y con quien lo he compartido...

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  2. Yo soy mucho de ese silencio que nos brinda la noche, pero mis silencios son como los tuyos reflexivos y gratos, no como los del personaje de mi microrelato Él buscaba la noche y sus silencios para huir de su realidad. Gracias Javi por pasar por mis letras

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