Por mí no reces
para que en Dios yo crea
y vaya al cielo.
Lo que yo busco
después de la muerte es…
Dejar la vida
El Dios que pintas
no es, el Dios que yo espero.
Sigo siendo... Atea
Sigo siendo... Atea
LA HUMILDE MALVA
Escondida en el arriate,
debajo de limonero.
Una malva florecía,
humilde, casi con miedo.
Temiendo que con mis manos
la arrancara con enojo
Me regalaba fragancia.
y su color a mis ojos.
Cada día me alegraba
con el color de sus flores.
La cuide con tal esmero,
que fue perdiendo temores.
Crecía tan orgullosa
entre mis lirios y nardos
que con su humilde belleza
a mi jardín fue adornando.
Y es su belleza tan grande
que nadie se acuerda ya,
que solo era una humilde hierba
sin derecho allí a estar.
Si al humilde se le da
la misma oportunidad
florecerán con orgullo,
con belleza y dignidad.
Ya conocía tu poema y sabes cuanto me gustó, pero el encabezamiento que le has puesto, con esos haiku y las fotografías con que los adornas me parecen tan bonitos como la humilde malva.
ResponderEliminarUn abrazo.